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Caso clínico: Un caso de PRRS en una granja de cerdas en fase I

A finales de marzo de 2000, se avisó al veterinario de un brote agudo de diarreas en los lechones lactantes.

20 junio 2001
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Descripción de la granja



Se trata de una granja de 370 cerdas en fase 1, con destete a 21 días.

La reposición procede de un único origen externo, se aloja en una cuarentena a 200 m del núcleo principal de la granja, estando la cuarentena a diferente nivel de la granja y separada por un arbolado. Los granjeros trabajan en la cuarentena con un alto nivel de seguridad. Hay monos y botas especiales para la cuarentena y nunca se va de la cuarentena a la granja en el mismo día.

Las cerdas permanecen en la cuarentena un periodo mínimo de 45 días. Se someten a un plan de vacunación que incluye ADV, PPV, Mal rojo y E. coli. También se toman dos muestras de sangre, una a la llegada y otra a los 35 días aproximadamente. Se tratan siempre frente a la sarna con Ivomec inyectable en dos tratamientos separados de 14 días. Se recogen muestras de heces para la investigación de Brachyspira hyodisenteriae y B. pilosicoli.

La granja vacuna frente a E. coli con una vacuna comercial, 15 días antes del parto y en las primerizas, 30 y 15 días antes del parto.

En marzo de 2000 la granja era negativa a ADV, PRRS, sarna y A. pleuropneumoniae serotipos (excepto los serotipos 6 y 12) y B. hyodisenteriae.

Primera visita



A finales de marzo de 2000, se avisó al veterinario de un brote agudo de diarreas en los lechones lactantes.

La incidencia de diarreas era superior, al día siguiente del aviso, afectaba al 30% de los animales. Los lechones tenían una diarrea acuosa profusa, amarillenta y muy líquida. La evolución de la mortalidad en paridera se puede observar en el siguiente gráfico:

Los lechones se trataron de forma inyectable con Enrofloxacina a 5 mg/kg p.v./día y las cerdas también fueron tratadas de la misma forma. Se tomaron muestras de diarreas y se enviaron a laboratorio.

Se incluyeron platos de bebida para los lechones con rehidratante y colistina.

Segunda visita



La primera semana de abril el encargado avisó que una de las cerdas nulíparas de la última entrada de reposición (marzo 2000) había muerto y que las cerdas en general tosían y no comían de forma adecuada. Se realizó la necropsia a este animal. Se tomaron muestras de pulmón, corazón, hígado, bazo e intestino delgado para su análisis y se recogieron muestras de sangre de 15 cerdas que no comían. Estos animales tenían todos fiebre (más de 39,5ºC).

En la necropsia únicamente se apreciaban lesiones en el aparato respiratorio. Había una gran congestión pulmonar y neumonía. Se marcaban muy bien los septos lobulillares. Había también un agrandamiento de los ganglios linfáticos mediastínicos, así como los retrofaríngeos.

No había lesiones ni en el riñón, ni en el aparato digestivo.

Diagnóstico



Los análisis de las muestras de diarrea no esclarecieron nada: se aisló una cepa de E. coli que para nosotros en este caso no tenía ninguna importancia ni significación clínica, como después pudimos observar.

Los resultados no ofrecieron ninguna duda: el diagnóstico era que la cerda muerta había muerto a causa de una complicación respiratoria causada por el virus del PRRS. Los sueros enviados se analizaron por la técnica PCR dando positivo en todos los casos.

Se analizaron también los lechones de dos destetes anteriores a ocurrir la muerte de la cerda, dando en un caso positivo y en el primero negativo, aunque se consideraron como positivos todos los animales que en aquel momento había en el sitio 2.

Se incrementaron las repeticiones y los partos prematuros, pero no fue diferente el número de abortos. En los siguientes gráficos se comparan los datos de la granja en el año 1999 y 2000 para ver los efectos del PRRS.




Medidas tomadas



Una vez obtenidos los resultados, se procedió a destetar en otro sitio 2 diferente que se habilitó a tal efecto.

Se cerró la granja durante 4 meses a la entrada de primerizas. Durante este tiempo se favoreció al máximo el contacto de todas las cerdas. Así mismo se pusieron en práctica las normas McRebel para minimizar los efectos del virus PRRS:

  • Hacer cambios y adopciones de lechones sólo durante las primeras 24 horas de vida
  • No mover lechones ni cerdas entre salas de partos
  • No usar cerdas nodriza
  • Minimizar los procesos con los lechones, especialmente con tratamientos rutinarios de antibióticos o inyecciones extras de hierro
  • Sacrificar inmediatamente aquellos lechones que aparezcan enfermos o sean irrecuperables
  • Detener cualquier practica de feed-back con las cerdas
  • Los destetes deben de manejarse estrictamente todo dentro todo fuera. Dejar 2 ó3 días las salas vacías tras limpiar y desinfectar
  • Los destetes deben llenarse de una sola vez

En el mes de agosto, se procedió a hacer un muestreo de la granja para ver si todas las cerdas tenían anticuerpos frente a PRRS. Se realizó un muestreo exhaustivo capaz de detectar 1 animal negativo con una confianza del 95 % y una potencia del 80 %. Todas las muestras resultaron positivas con el tests Elisa. Se realizaron con las mismas muestras pooles para la técnica de PCR siendo todas negativas.

A partir del mes de septiembre comenzamos a muestrear los lechones al destete, siendo todos los animales Elisa + PCR -. Los animales perdían los anticuerpos alrededor de la 5ª semana de vida por lo que se procedió a vaciar el nuevo sitio 2 y destetar en el original sitio 2.

En el mes de octubre procedimos a la investigación de la posible circulación de PRRS con lechones Elisa y PCR - (centinelas) provenientes de otra explotación de la misma empresa. Se trasladaron (6 por semana) lechones previamente analizados de 4-5 semanas de edad y se hacían circular por todas las instalaciones de la granja durante 1 semana. Posteriormente estos animales se enviaban a un edificio colindante y se hacían un muestreo 2 veces cada 15 días. Se realizó esta operación durante 4 semanas consecutivas. Todos los análisis resultaron negativos.

Tras estos análisis con centinelas, se procedió de nuevo a la entrada de primerizas a la granja de la forma habitual. Cuando estos animales entraban a la granja se procedió a mezclarlas entre las cerdas viejas para que actuaran también de centinelas. Ningún animal de la nueva reposición ha seropositivizado hasta el momento.

Evolución



Actualmente los títulos de anticuerpos de las cerdas han disminuido y son PCR negativos. Los lechones son todos Elisa y PCR negativos a las 5 semanas de vida. Se ha recuperado el nivel productivo y se está procediendo a la renovación de todas las cerdas Elisa +.

Esperamos que en el plazo del año 2001, hayamos renovado todas las cerdas y la granja podamos declararla de nuevo PRRS -.

Comentarios



Las medidas de bioseguridad eran en principio adecuadas:

  • Vallado exterior completo
  • Vado sanitario que no se usa dado que no entraba ningún vehículo a la explotación
  • Descarga de pienso exterior
  • Muelle sin posibilidad de retorno ni para los animales ni fluidos
  • Telas pajareras
  • Cuarentena alejada de la explotación
  • Salas de parto con manejo todo-dentro, todo-fuera
  • No se aceptaban, ni se aceptan visitas
  • Vientos favorables
  • Reposición controlada y de un solo origen

Todavía hoy desconocemos cual fue el origen del brote y es por ello que nuestra desconfianza es mayor: ojalá supiéramos el origen del problema porque seguro que hubiéramos puesto medidas correctoras.

La transmisión aérea debió ser en este caso el origen del brote: a 1300 m pero situada en otro valle, existe una granja de cebo, en la que en las mismas fechas otra empresa estuvo llevando lechones provenientes de un despoblamiento. Eran positivos y eliminadores de PRRS.

Vemos en un caso como este, cómo la localización de las granjas juega un papel fundamental en la bioseguridad. Pero también debería jugar un papel muy importante el contacto de técnicos y propietarios o equipos directivos de las empresas. Si en este caso los propietarios de la granja de cebo hubieran primero preguntado, probablemente nosotros hubiéramos puesto problemas a realizar esta despoblación. No acusamos de nada a la segunda granja, sólo decimos que la comunicación debe ser también un factor en la bioseguridad.

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